El 26 de mayo de 1.934, Vicente Jornet era un afamado pirotécnico y se encontraba trabajando en su taller de la calle Cerro de la República número 43, en Las Carolinas, Alicante. Estaba elaborando nuevos petardos y su almacén, repleto de tracas y cohetes preparados para las próximas fiestas de las hogueras. A las 7:30 horas, una descomunal explosión se sintió por toda la ciudad y sus alrededores. La onda expansiva arrasó la esquina de Garbinet con Cerro de la República. Dañó 142 casas del barrio, mató a cinco personas —entre ellas dos niñas— y dejó heridas a otras veintidós. Nunca pudo aclararse el motivo exacto de la deflagración de las Carolinas. Aunque todo apuntó a un accidente. A Vicente se le pudo caer al suelo una botella de un potente compuesto explosivo cuyo poder de deflagración era mucho mayor al impacto que con mecha. Se descartaron el suicidio y la fabricación clandestina de bombas, así como la tenencia ilícita de dinamita o nitroglicerina. Los daños El aspecto de