La Gran Inundación de 1889 se produjo el 31 de mayo de 1889, resultado de una falla catastrófica en la presa de South Fork, situada en el pequeño Río Conemaugh, a 14 millas (23 kilómetros) agua arriba de la ciudad de Johnstown, en el estado de Pensilvania, en los Estados Unidos, agravada por varios días de lluvias torrenciales. La falla de la presa desató un torrente de 20 millones de toneladas de agua; el caudal igualó temporalmente la del río Mississippi, e incluso se encontraron cadáveres años después, en lugares tan alejados como Cincinnati (a más de quinientos sesenta kilómetros al oeste).

La investigación concluyó diciendo que fue un mal mantenimiento de la presa, debido a los usuarios de «El Club de Caza y Pesca del Lago South Fork», los propietarios de la presa, que se negaron a pagar la indemnización a los habitantes del pueblo. Entre ellos, estaba el multimillonario Andrew Carnegie quien, tras ser considerado uno de los causantes de la tragedia, empezó a limpiar su imagen pública reconstruyendo la ciudad por completo. En los últimos meses, todos los periódicos del país (e incluso de países extranjeros), no pararon de hablar del suceso. La noche de la tragedia, más de cincuenta periodistas de todas partes de los Estados Unidos se aproximaron a la ciudad para informar sobre la noticia, en ocasiones exagerándola bastante.
El número total de muertos fue 2209, lo que el desastre la mayor pérdida de vidas civiles en los Estados Unidos en ese momento.
Noventa y nueve familias enteras murieron en el diluvio, incluyendo 396 niños. Un tercio de los muertos, 777 personas, nunca fueron identificadas, por lo que sus restos fueron enterrados en la «Parcela de lo Desconocido», en el Grandview Cemetery de Westmont.
Fue la peor inundación que golpeó a los Estados Unidos en el siglo XIX. Mil seiscientos hogares fueron destruidos, y hubo $ 17 millones en daños, y 4 millas cuadradas (10 km²) del centro de Johnstown fueron completamente destruidos. Las operaciones de limpieza continuaron durante años. Aunque las viviendas sufrieron graves daños, regresaron a plena producción dentro de un año y medio.
Trabajando siete días y noches, los obreros consiguieron sustituir el enorme viaducto de ferrocarril de piedra, que había sido destruido por la inundación. El ferrocarril de Pensilvania fue restaurado, y el primer tren que llegó a la ciudad, proveniente de Pittsburgh, llegó el 2 de junio con alimentos, ropa, medicinas y otras provisiones. Cerca de siete mil voluntarios, la mayoría soldados, se acercaron para ayudar a todos los afectados.
Uno de los primeros extranjeros en llegar fue Clara Barton, la enfermera y fundadora de la Cruz Roja de Estados Unidos.
Barton llegó el 5 de junio de 1889, para dirigir el proyecto de ayuda
humanitaria a las víctimas de la catástrofe. Estuvo cinco meses en
Johnstown, socorriendo a los afectados.
Comentarios
Publicar un comentario